No sé, veo a las sumisas como alguien tonto, sin caracter

(texto encontrado num fórum da Internet, autor anónimo)


"No sé, veo a las sumisas como alguien tonto, sin caracter", era la segunda vez que la chica que me acompañaba decia esas palabras.

Primero en el chat sobre BDSM donde nos conocimos, parapetados cada uno tras su nick, el mio para no variar el mismo que el actual (Sir_X), se ve que como Dominante soy de pocos cambios; ella con uno muy poético que no tenía nada que ver con lo que era o buscaba.

Nos conocimos, como no, en un chat de BDSM, donde tras superar un par de días de charla superficial y tonta; y que creo que los dos mantuvimos más por la poca actividad del chat en si, que no por que en dicho primer encuentro saltasen chispas entre nosotros.

Y es que en los meses calurosos de Verano y teniendo que aguantar cada uno en su ciudad a que nos llegasen la vacaciones (ella a principios de Septiembre y yo casi a finales), pues existian pocas cosas que hacer en ambas ciudades de calles casi desiertas despues del trabajo, sin tener muchos deseos de salir por el fuerte calor todavía existente en la calle por la noche y el poco ambiente dado que casi todo el mundo estaba de vacaciones y los bares, pubs y similares estaban o de vacaciones o cerraban a primera hora de la noche por falta de clientela.

Pues eso, ambos juntamente con personales "raros" de ese verano, nos refugiamos en nuestras casas, en donde los que teníamos suerte disfrutábamos de aire acondicionado y sino pues ventiladores y cerveza, para intentar soportar el intenso calor.

Fue asi como casi por aburrimiento, empezamos a charlar en el chat, primero en abierto, compartiendo conversaciones con otros, después pasando a "privado", y al final yendo directamente cada tarde a entrar en el "privado", creando nuestras propias salas en donde solo nosotros dos podíamos entrar.

Pues bien, en un par de semanas, las neuronas se juntan y decidimos quedar en un restaurante a más o menos, medio camino entre las dos ciudades, curiosamente situado en una ciudad mayor que las otras dos juntas.

Terreno neutral, exigencia de ella; solo para comer (no cena), exigencia de ella; nada de pedirle que fuese sin ropa interior o de forma rara, exigencia de ella; la comida se la paga cada uno su parte, exigencia de ella, y más cosas que exigia....., estuve a punto de sencillamente "enviarla a freir espárragos", pero supongo que el deseo de hablar con una posible sumisa, el poco ambiente de ese verano, que hacia meses que no me comia un rosco, ni "vaillina", ni "chocolate" ni de "fresa", vamos que no me comia un rosco desde antes de Semana Santa, hizo que transiguiese con todas esas condiciones que como Amo no debería permitir, pero me dije, como no es mi sumisa, que haga lo que quiera y por lo menos este Viernes (era festivo) me distraigo un poco.

Llegamos al resturante casi al unísono, tanto que me dio la impresión de que me estaba vigilando y al ver aparcar mi coche (un SEAT Toledo con arreglos deportivos), ella se acercase para aparcar su pequeño utilitario Citroën.

Aunque nos habíamos visto solamente en foto y conversado por teléfono, no en webcam; las fotos son siempre algo distintas de la realidad, y yo vi a una chica casi diez años menor que yo con blusa y falda discretas, pelo precioso casi hasta la cintura, un poco más baja que yo, pero con unos ojos marrores preciosos que lucian más bonitos aún con el pelo entre castaño y moreno.
Más bien delgadita en camino a tener algún problema dentro de unos años, vamos que le sobraba algún kilito, pero no se notaba demasiado, su juventud podía con todo.

Ella vio un Sr (ya no chico, por desgracia ya he pasado esta etapa), pues eso unos diez años mayor que ella con barba recortada, un poco canosa, ojos verdes con gafas, algun michelin en la cintura (ayyy!!! esas cervecitas) y que estaba fumando en pipa.

Nos presentamos en "real", mirandónos y buscando los puntos de similitud con las fotos, los puntos de discrepancia con las imágenes mentales, que cada uno de nosotros teníamos del otro.

Entramos en el restaurante, otra concesión mia, ya que tambien lo escogio ella; pero que sorpresa, estaba bastante bien y en donde con una pequeñas "mamparas" no muy altas, consiguian el efecto de que si en tu caso estabas comiendo en dos mesas, te pareciera que estabas en un reservado.

En nuestro caso, lo que hicieron, fue que debieron pensar que era una excursión amorosa, con lo que nos llevaron a una esquina del restaurante con lo que detras mio tenia una pared de bonita madera, detras de ella una de dichas pequeñas mamparas y a nuestro lado, tras un cristal, una playa rocosa, donde no era posible el baño y el mar con un poco de oleaje; la verdad que el sitio era bonito y se lo reconoci a ella.

Pareció agradecer mi cumplido con cierta reserva, timidez o desconfianza, no lo se, pero asi se quedo el tema.

-Oye, le dije durante la comida nos podemos llamar por nuestros nombres, el mio ya lo conoces, es Xavier, y ¿el tuyo?.

-El mio, dijo dudando unos segundos y mirando al mar, se volvió hacia mi y dijo "Paloma, mi nombre es Paloma". La verdad no digo que fuera mentira, pero vamos que muy creible no me lo pareció.

Escogimos la comida, la verdad la carta no muy variada, pero sorprendentemente de calidad al igual que la carta de vinos, no demasiado caro ni demasiado barato a juzgar por los precios de la carta, veríamos después al llegar el momento de pagar.

Una vez hubimos pedido y tras un trago de vermuth a que nos invito el restaurante (yo sigo pensando que se pensaban que eramos una pareja de enamorados escapados), me soltó de pronto nuevamente la pregunta:

-"No sé, veo a las sumisas como alguien tonto, sin caracter"

Yo, tras los dos primeros sorbos al vermuth y ver que el camarero me volvía a llenar inmediatamente la copa y dudando de si este había o no, oido la frase de mi compañera, busque inspiración dentro de mi y dije:

-Paloma, ¿has comprado algún regalo para alguién muy querido para ti, Padre, Madre, Hermano, Amigo o Amiga ?.

-Claro dijo ella, con cara de no entender a que venía mi pregunta.

-Paloma, continué, ¿en alguno de esas compras has empleado más de un día, te has dedicado a pensar que regalo podía ser el mejor para dicha persona, en como y que momento dárselo e incluso en vestirte de modo algo más especial al hacerlo, tipo si era en navidad o una fiesta de cumpleaños?

-Pues si, claro, volvió a decir ella y a veces no un día, más de una semana y todo.

-Bueno, pues dije yo, durante esa semana te has sentido "tonta, sin caracter", solo obedeciendo órdenes .... o ..... en cambio te has sentido libre pero ligada a escoger ese regalo, padeciendo por encontrarlo, pensando en que fuera lo mejor para esa persona, no queriendo ni imaginar que pasaría si alguien le comprase algo parecido, después te has arreglado, pintado y te has excitado como una niña para ver cual era la impresión que tu regalo le causaba y has sido muy feliz al ver que todos sus esfuerzos han conseguido una mirada, una sonrisa y un beso de la persona a la que le has comprado el regalo.

-Si me dijo Paloma, pero esto que tiene que ver con ......

-Pequeña le dije, "Sumisión" no es solamente dar azotes, atar, humillar y otras practicas DBSM, existe una quizá la primera que es el respeto, la obediencia y la admiración de la sumisa a su Amo, y si te das cuenta y solo como ejemplo, esas virtudes ya las llevas dentro de ti.

-Sus ojos se abrieron, y no creo que nunca en mi vida vuelva a recibir una mirada asi; las penitentes debían mirar asi a los dioses, las cautivas a sus salvadores, no lo se, pero aún hoy con los años transcurridos me impacta su recuerdo.

Seguimos comiendo y percibí que se había "roto el hielo entre nosotros", no es que ya hablásemos como conocidos o pareja desde hace muchos años, pero si que nuestra conversación tenía ese punto de confidencia, de confianza, que hace que hables y te mires de forma "especial".

Ella empezó a preguntarme más cosas sobre el mundo BDSM y yo a intentar responderle intentando aclarar sus dudas, me daba cuenta de sus dudas y sus miedos …..

- ¿Quién querrá a una sumisa sin experiencia" – me preguntó de pronto.
- Paloma, a cualquier Amo, le encantaría la posibilidad de poder enseñar a una sumisa, de ayudarla, de formarla; creo que es un regalo que nos gustaría a todos; un regalo de los dioses.
- Pero, si no tengo experiencia, ¿cómo sabré que debo hacer o no hacer?
- Primero de todo, no debes pensar en que debes hacer o en que no, piensa que el mundo BDSM es un paso más en las relaciones, y que solo funciona de verdad si se habla con confianza; es decir una cosa es una día jugar a Amo y sumisa, y otra cosa sentir la necesidad de ser "sumisa", reconocer dentro de ti esa necesidad y que….
- Si pero, ¿quién me escogerá a mi como sumisa?.
- Paloma, desde mi punto de vista y mi experiencia (no muy extensa, todo hay que decirlo), creo que es más bien la sumisa quién "escoge" a su Amo. Ella siente la necesidad de ser sumisa, siente que una relación convencional no la llena, que hay una parte de su "yo" que necesita el BDSM; se puede ofrecer a distintos Amos, pero solo aquel que llene esa necesidad, que haga realidad su sumisión será el que ella llamará "Amo". Creo que es más fuerte la necesidad de ser sumisa en una mujer, que en un Dominante; yo pienso que el Dominante se ve dominante, siente que lo es, con sus dudas, etc, pero la sumisa tiene esa necesidad que le cuesta reconocer o identificar.
- Si pero, un Amo ¿que cosas manda, lo hace siempre? y yo ¿siempre debo obedecerle?
- Veamos, no se es Amo y sumisa, las 24 horas, se siente que lo eres, pero cada uno tiene su libertad, que es lo esencial. Una sumisa, es sumisa de su Amo, por que desea serlo y desea complacerle.

Uf, Paloma no paraba de preguntarme cosas y yo intentaba contestar y preguntarle cosas sobre su vida, para conocerla, etc; pero ella seguía en sus deseos de conocer más y más; no es que no me gustase, pero en algún momento me sentía un conferenciante siendo entrevistado por una periodista.

Sus ojos se habían puesto brillantes, creo que por el vino que pedí (un Somontano, cada uno tiene sus gustos) y en el momento de los postres, que ella pidió y yo preferí solo café, casi con el camarero delante, Paloma me soltó:
- Sir_X, ¿me aceptarías como sumisa"
- Paloma, piensa, que eres joven, seguramente querrás un Amo que sea más de tu edad, que viva más cerca, etc

Ella siguió insistiendo y preguntándome si era su nula experiencia la que hacia que no la aceptase; me di cuenta que cuanto más la "rechazaba" como sumisa, más fuerte era el ofrecimiento que surgía en ella.
Sus miedos, sus dudas sobre si era o no sumisa, sobre si las sumisas eran tontas, habían sido despejados y ahora existía una necesidad de aceptación, de entrega.

- Mira, le dije, si quieres ser aceptada como sumisa, debes aprender a obedecer, ¿te ves capaz?.
Levantó los ojos, me miró de nuevo con esa mirada especial, y solo dijo "Si, Amo".
- No, no, aún no soy tu Amo, aún no te he aceptado.
- Lo siento, …, yo creí que, ….
- No creas, veamos si eres capaz de "sentir" que eres una sumisa; pensaba en ponerle un par de pruebas "tontas" para ver que hacia. Quítate los sostenes, le dije.

Me miró y me preguntó, si era una orden ya que eso para ella era morbo; le expliqué como pude que si ella obedecía una orden, sabiendo que era mi deseo, deseando complacerme y disfrutando con su obediencia, no era morbo, si no sumisión.

Si esperaba sorprenderme, lo consiguiño. Se levantó y tras la mampara, se desabrochó la blusa y todavía no entiendo muy bien como, en plan casi contorsionista se quitó los sostenes y se volvió a sentar, iba a guardarlos en su bolso, pero dije, déjalos encima de la mesa. No protesto, ni dijo nada y en ese momento apareció el camarero para preguntarnos si queríamos algo más, le dije que no y pedí la cuenta, la expresión del camarero al ver los sostenes, fue como para hacerle una foto, le tuve que pedir otra vez la cuenta para que se enterase.

- Bragas y zapatos.

Nueva mirada, pero nueva obediencia y las bragas y los zapatos pasaron a acompañar los sostenes encima de la mesa.

El camarero trajo la cuenta, pagué, teniendo que indicarle a camarero que ya estaba, dado que parecía una estatua mirando lo que había encima de la mesa y mirándola a ella.

Salimos, con el camarero plantado al lado de la mesa mirándonos y dejando en la mesa no solamente la propina, sino la ropa interior y los zapatos de Paloma.

Ella iba descalza y con la blusa bastante desabrochada, y sus pies debían sentir las piedras anchas que formaban un camino hacia el restaurante, pero no había protestado ni discutido.

- Vamos en mi coche, le dije, quiero comprarte unos zapatos que sean de mi gusto, ya que debes cuidar tus pies para mi y también un collar de terciopelo negro, que llevaras a partir de ahora, con tu nuevo nombre mel{Sir_X} (miel en catalán).

- Si, mi Amo, lo que usted desee.

Una sumisa acababa de abrir la puerta, asomarse y entrar al mundo BDSM.

Comentários

  1. Não sei o que me intrigou mais, se o convencimento do dominante ou a ignorãncia da submissa...Texto digno de uma cena fílmica!

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